Caracoles, por qué comerlos y cómo iniciarse en su cocina
ESPERANZA PELÁEZ
MÁLAGA EN LA MESA
El mercado de la alimentación se mueve hacia atrás y hacia delante, y en la búsqueda de novedades, junto con batidos o barritas capaces de proporcionarnos todos los nutritentes necesarios para no tener que encender el fuego y esferas, tierras o liofilizados de todo tipo para practicar cocina creativa en casa, se recuperan, crían y promocionan carnes exóticas, especies tradicionalmente cinegéticas criadas en granja; algas, vegetales y granos desconocidos y hasta insectos. Sin embargo, pocos productos han tenido una respuesta tan clamorosa como los caracoles.
Parte del éxito se debe sin duda al hecho de que los formatos en que ahora podemos consumir este molusco de tierra (por cierto, uno de los alimentos de consumo extendido en el mundo occidental que más filias y fobias provoca) facilitan mucho las cosas. Hoy, la recolección de caracoles silvestres es una actividad en desuso y prohibida, especialmente si son para la venta, pero a cambio tenemos granjas de cría y es cada vez más fácil encontrar en supermercados caracoles ya limpios y precocidos, sean congelados o frescos, y si es de quienes gustan de abrir y consumir, también nos llegan guisados con varias salsas.
Sem comentários:
Enviar um comentário